Los alarifes vigilaban el cumplimiento de las normas urbanísticas de Córdoba.

Fecha y Hora

11 Abril 2021

11:00 am

Salida

Plaza de Orive

Córdoba

Más detalles

  • Precio – GRATIS
  • Plazas – 25

Plaza de Orive

Comenzamos en la Plaza de Orive, frente a la Casa de los Villalones, con su imponente fachada renacentista diseñada por el arquitecto Hernán Ruíz II. Las Ordenanzas de los alarifes del Concejo de Córdoba comenzaron a recopilarse en 1503 y estuvieron vigentes hasta el siglo XVIII. Estas ordenanzas regulaban la función de los maestros de obras del Concejo de la ciudad, que en aquella época se denominaban «alarifes», palabra de origen árabe que significa «arquitecto». La función de los alarifes era vigilar y sancionar las normas urbanísticas establecidas en las ordenanzas. Velaban por la limpieza de las calles o el establecimiento de actividades molestas que causaran daños en las viviendas, como las fraguas o el martilleo de esparto, la distancia de los sumideros a los muros vecinos, que los balcones no invadieran la calle impidiendo el paso de jinetes armados, etc.

Ayuntamiento de Córdoba

El Fuero de Córdoba fue otorgado por el rey Fernando III en 1241. En el fuero se recoge la fundación del Concejo de Córdoba que estaba compuesto por un Juez, cuatro alcaldes, un Mayordomo y un Escribano. Los miembros del Concejo eran elegidos cada año por los vecinos de una collación, siendo catorce los vecindarios de Córdoba tras la reconquista. A principios de 1503, las autoridades del Cabildo Municipal de Córdoba, investigaron el motivo de la gran cantidad de pleitos sobre edificios y construcciones que se estaban produciendo, llegando a la conclusión de que era necesaria una normativa que regulara la actividad urbanística y constructiva, por lo que encargaron al alarife Pedro López y a otros oficiales recopilar las ordenanzas antiguas sobre el alarifazgo.

Calle San Fernando

Desde la calle San Fernando se aprecia la muralla que dividía Córdoba en dos partes, la Villa y la Ajerquía. La Ordenança de los alarifes establecía que los alarifes debían ser hombres de buena fama y sin codicia, que fuesen entendidos en su arte y que tengan sabiduría para juzgar los pleitos, “poniendo a Dios delante y la honra de la ciudad”. La primera misión de los alarifes nombrados era inspeccionar las murallas y torres de la ciudad y comunicar a los regidores los daños en los muros y adarves para su reparación.

Plaza del Potro

La fuente de la plaza del Potro, que data de 1577, fue mandada construir por el corregidor Garci Suárez de Carvajal para mejorar el abastecimiento de agua al vecindario. Los suministros de agua y muchas normas urbanísticas se recogían en la Ordenanças de los alarifes. Todos los hombres que quisieran construir una casa debían hacerlo dentro de los muros de la ciudad, y si levantaban casas, molinos de aceite, tejares, corrales de ganado, mesones o ermitas, fuera de los muros, debían contar con merced del rey y licencia de la ciudad. Se regulaba la ubicación de las “madres viejas” (sumideros) para que no dañasen los muros, el uso de pozos y azudes, usos de los molinos y riego de huertos, las molestias causadas por el humo de los hornos o los palomares, el alero de los tejados y balcones o los cimientos de las casas, en definitiva, todo un corpus normativo que configuró la ciudad de Córdoba en el comienzo de la Edad Moderna.