El Renacimiento dejó sus huellas en Córdoba a través de la arquitectura, el arte y el humanismo.
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Realicé un paseo por la Córdoba renacentista para los alumnos del Aula Senior de la Delegación en Córdoba de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (U.N.E.D), a los que, dirigidos por su profesora Marisa Campillo, agradezco su asistencia e interés.
Arquitectura
La ruta comenzó en el Palacio de Los Luna, casa solariega y ejemplo de construcción civil de esta época, corta pero intenso, del renacimiento cordobés. El arquitecto constructor, Hernán Ruíz el Viejo, junto a su hijo Hernán Ruíz el Joven, son miembros de una extensa familia de arquitectos y artistas afincados en Córdoba, que dejaron su marca en construcciones tan destacadas como la Catedral de Córdoba -en el interior de la antigua Mezquita-, conventos, puertas monumentales y fuentes.
La Plaza de la Corredera fue otro de los lugares que visitamos. Durante el siglo XVI sufrió ampliaciones que la convirtieron en la única plaza mayor de estilo castellano en Andalucía. Actualmente conserva de esa época la Casa de doña Jacinta y la Casa del Corregidor, actual mercado Sánchez Peña.
La siguiente etapa nos llevó hasta la Plaza del Potro, donde encontramos la Fuente del Potro, construida en el siglo XVI. En esta misma plaza se ubica el Hospital de la Caridad, con su fachada plateresca, y la Posada del Potro, citada por Cervantes en El Quijote.
La ruta siguió en la Mezquita-Catedral, donde apreciamos la Puerta de Santa Catalina, obra de Hernán Ruiz el Joven y las ampliaciones de ese periodo. Por último nos desplazamos hasta la fachada del Hospital de San Sebastián y la Puerta del Puente, arco triunfal de estilo romano, ejecutado por Hernán Ruíz III, con motivo de la visita a la ciudad de Felipe II en 1570.
Humanistas cordobeses
No podíamos finalizar la visita sin hacer referencia a los filósofos humanistas cordobeses; Fernán Pérez de Oliva, que fue Rector de la Universidad de Salamanca y autor de un gran número de libros sobre temáticas diversas, y su sobrino Ambrosio de Morales, nombrado por Felipe II Cronista de Castilla. La impresión de los libros de Fernán Pérez de Oliva la realizó un impresor sevillano, Gabriel Ramos Bejarano, que se desplazó a Córdoba para imprimirlos, dando inicio a una nueva época en la difusión del conocimiento en la ciudad.