Nuño de Guzmán, de probable origen cordobés, fue traductor, viajero y bibliófilo, habló varias lenguas y se relacionó con los círculos humanistas italianos del siglo XV.

Escuela de traductores

Mucho se ha debatido sobre la historia de los traductores en España en la Edad Moderna. En los últimos aportes sobre este tema, Santoyo(1) afirma con rotundidad que nunca hubo una Escuela de Traductores de Toledo, ni en el siglo XII con el obispo Raimundo, ni en el XIII con Alfonso X el Sabio. Se basa este estudioso en que no hubo una ‘escuela’ como tal, con un soporte legal por parte de la corona, ni un plan de estudios, profesores, alumnos, etc., sino que más bien hubo traductores que individualmente o en pequeños grupos, desarrollaron su trabajo bajo el patronazgo y directrices de un mecenas, poniendo como ejemplo de ese mecenazgo al marqués de Santillana.

Aquí aparece la figura de Nuño de Guzmán un traductor cordobés del siglo XV y hombre de confianza de Íñigo de Mendoza, encargado de la adquisición de libros y traducciones para el marqués.

¿Quien era Nuño de Guzmán?

Dice Monsalvo(2) que Nuño de Guzmán (ca. 1410-1467/1493) fue un noble amante de las letras, notable viajero, autor de traducciones, que estuvo varios años en Italia, amigo de humanistas, intermediario para que el marqués de Santillana y otros bibliófilos castellanos adquiriesen libros allí, hasta el punto de ser reconocido por insignes intelectuales y libreros italianos. Fue uno de esos personajes puente entre el mundo italiano y el hispánico, clave en la formación de bibliotecas y en las amistades personales o profesionales entre intelectuales de ambos países.

El agustino Fernando Rubio(3) dice que es Córdoba, madre de tantos hombres ilustres en el campo de las letras, el lugar donde nació Nuño de Guzmán. Fue hijo de Don Luis González de Guzmán, Maestre de la Orden de Calatrava, y Doña Inés de Torres, siendo quizás el más pequeño de sus hijos. Menciona el autor que encontró en la Biblioteca de El Escorial tres obras manuscritas del humanista italiano Gianozzo Manetti(4), el amigo más íntimo que tuvo Nuño, que conoció como nadie su vida y que trabó amistad con su padre. En la tercera obra, titulada Vitae Socratis et L.A. Senecae, el filósofo italiano dedicaba la obra a su amigo «nunni«. También se refiere a Nuño con expresiones como «tu Séneca» y «hombre cordobés que vives en Córdoba», lo que demostraría que Nuño de Guzmán era cordobés.

El viaje de Nuño

No sabemos nada de su juventud o su educación y solo disponemos de los datos suministrados por Vespasiano da Bistici(5), que empiezan con la huida de Nuño de la casa de su padre. Dice Vespasiano (6) que Nuño recorrió toda Francia, en cuya corte estuvo cuatro meses para conocer su sistema de gobierno. Llegó a Florencia en torno a 1436, en el tiempo de celebración del Concilio de Florencia, y venía del Cairo, habiendo estado en Tierra Santa y el Monte Sinaí. Estaba desanimado por haber partido de la casa de su padre hacia ocho años, “por ver los gobiernos temporales y espirituales del mundo”. Gianozzo Manetti escribió al padre de Nuño una Apología para tratar de reconducir la relación entre ellos.

Comenta Vespasiano que todo el tiempo que Nuño estuvo en Florencia acompañó a Gianozzo Manetti, Leonardo d’Arezzo (Leonardo Bruni) y otros tantos escritores. Es decir, Nuño mantuvo una relación de amistad con lo más granado del humanismo italiano de la época. Después salió de Florencia y regresó a España donde fue recibido con una gran celebración. En una carta de Alfonso de Cartagena a Pedro Cándido Decembrio, escrita en 1446, habla de la vuelta de Nuño a España y que vino a parar a Córdoba, donde le esperaría su padre.

El marqués de Santillana

Todos los contactos que Nuño de Guzmán hizo en Italia entre 1439 y 1446, al igual que su conocimiento de la lengua toscana, resultaron de mucho provecho para Íñigo de Mendoza, que le encargó la traducción y compra de libros. Comenta Santoyo(7) que Nuño no solo se ocupó durante seis años de hacer copias y remitirlas al marqués, sino que él mismo tradujo del toscano al castellano una obra de Gianozzo Manetti. También le envió versiones italianas de las Tusculanas y del De Oratore, de Cicerón, de las Declamaciones de Quintiliano y del De Saturnalibus, de Macrobio, así como varios cantos de la Iliada traducidos del griego al latín por Leonardo Bruni y Pier Candido Decembrio.

Los encargos de traducción hechos en Italia por Nuño de Guzmán para el marqués están bien documentados en los inicios o rúbricas de varias versiones italianas, así en la rúbrica del De Senectude hace referencia que la traducción del latín a lengua toscana fue a petición del marqués de Santillana. (8)

Nuño de Guzmán traductor

Monsalvo dice que los grandes humanistas del siglo XIV estuvieron presentes en Castilla a través de varios autores españoles, con temáticas de contenido clasicistas y mitológicas, citando al polifacético Nuño de Guzmán como traductor de la Ethica ad Nicomachum de Aristóteles (9).

La obra más importante y humanística realizada por Nuño de Guzmán es una traducción del tratado de Séneca De ira. Este libro cayó en manos de Nuño quien se sorprendió de la traducción, ya que no se ajustaba a lo dicho por el original latino de Séneca, por lo que procedió a enmendar la misma: «E visto por mi Nuño de guzman el suso dicho libro que asi el trasladador que lo transfirió de la lengua latina a la nuestra castellana non bien comprendiendo la intención de tanto moral como seneca prestantísimo varon fue como por impericia. E mas verdaderamente ygnorançia de los escriptores era tan corrupto el testo, que totalmente venia a ser de sentencia ayuno.” (10)

En la misma traducción se dirige Séneca a Novato en uno de los pasajes de la obra: “Hablando Seneca con su amigo que avia nombre nouato a cuya instancia fizo este libro. Dixo asi amigo nouato acabaste conmigo afincandome que fiziese alguna escriptura en que mostrase comno puede omne amansar la saña. e tengo que con derecho temiste mas esta mala voluntat que todas las otras.”(11)

No cabe duda que los nuevos estudios de los contactos e intercambios entre los humanistas italianos y los hombres de letras españoles en el siglo XV, están cambiando nuestra visión del renacimiento temprano español y que Córdoba fue el origen de alguno de esos literatos y filósofos humanistas que se están redescubriendo.

Notas de la historia

El reinado de Juan II de Castilla (1406-1454) fue decisivo en el surgimiento del pre-renacimiento en Castilla, a caballo entre la visión medieval de la época anterior y el vislumbre de una nueva cultura inspirada por el humanismo italiano. Fernán Pérez de Guzmán dice de Juan II que «dábase mucho á leer libros de Filósofos é Poetas: era buen eclesiástico, asaz docto en la lengua latina, mucho honrador de las personas de sciencia: tenía muchas gracias naturales, era gran músico, tañía é cantaba é trovaba, é danzaba muy bien».

Bibliografía:

(1) Santoyo, J.C. La ‘escuela de traductores’ de Íñigo López de Mendoza, marqués de Santillana. Ética y política de la traducción literaria. Miguel Gómez Ediciones. Málaga. 2004.
(2) Monsalvo Anton, José Mª. Poder y cultura en la Castilla de Juan II: ambientes cortesanos, humanismo autóctono y discursos políticos. Miscelánea Alfonso IX 2010. Universidad de Salamanca. Salamanca. pp. 15-91. 2010
(3) Rubio, P. Fernando. Nuño de Guzmán, humanista cordobés del siglo XV. Boletín de la Real Academia de Ciencias, Bellas Letras y Nobles Artes de Córdoba nº 55. Córdoba. 1946
(4) https://es.wikipedia.org/wiki/Giannozzo_Manetti
(5) https://es.wikipedia.org/wiki/Vespasiano_da_Bisticci
(6) Vespasiano da Bisticci. Vite di uomini illustri del secolo XV. volume Primo. Romagnoli-Dall’acqua. Bologna. 1892.
(7) Santoyo J.C., op cit., p.105
(8) Santoyo J.C., op cit., p.106
(9) Monsalvo., op cit., p.30 y ss.
(10) Rubio., op cit., p19
(11) Rubio., op cit., p20

Autor : José Morales

José Morales es escritor y editor del blog Córdoba en la Historia.

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